MANIFIESTO
REVOLUCIÓN DESDE LAS CENIZAS
La revolución que surge de las cenizas y de la rabia no se organiza como partido ni como consigna. No pide permiso. No espera que el mundo esté listo. Emerge donde no se la espera, donde lo muerto parecía definitivo, donde el deseo fue pisoteado y no obstante sigue latiendo.
1. Esta revolución no nace del éxito. Nace del hartazgo. No se sostiene en el optimismo, sino en la rabia lúcida. Es hija de la traición, de la derrota, del colapso. Pero no llora. Sino que afila los dientes.
2. Esta revolución no se arrodilla ante ningún ideal sagrado. No repite formas muertas, no revive dogmas. No venera líderes ni banderas que dejaron de significar. Se reinventa desde el deseo, no desde la nostalgia.
3. Esta revolución no busca pureza, busca potencia. No espera el momento ideal. Actúa en las grietas, en las fugas, en los gestos que desobedecen. En el cuerpo que no se adapta. En la palabra que interrumpe. En la ternura como táctica y en el odio como motor.
4. Esta revolución no promete el paraíso. Promete que no vas a estar más solo. Que vas a poder volver a desear sin pedir permiso. Que tu dolor puede volverse danza, grito, teoría, sabotaje, cuidado, poema, insurrección. No para salvarte. Para levantarte.
5. Esta revolución no se hace solo con consignas. Se hace con encuentros. Con comunidades que se sostienen. Con gestos que rompen la lógica de la mercancía. Con vínculos que no están regulados por la competencia ni por el capital.
6. Esta revolución no espera el asalto al Palacio de Invierno. Crea lenguajes nuevos, hackea el deseo, genera extrañeza, corta el flujo de lo normal. Desprograma. Desajusta. Despierta.
7. Esta revolución no es espectáculo. No busca likes, trending topics ni estética domesticada. Huele a sudor, a calle, a subte, a mate en la madrugada, a barrio, a cuerpo resistiendo. Es indeseable para el sistema. Y esa es su belleza.
8. Esta revolución se hace con los rotos, los cansados, los lúcidos. No con héroes, sino con cuerpos frágiles que siguen caminando. No con iluminados, sino con los que se animan a decir: "No sé, pero acá estoy."
9. Esta revolución no se da el lujo de esperar. Porque hay hambre, suicidios, encierro, ansiedad, hastío. Y frente a eso, no hay tiempo que perder. Hay tiempo que tomar.
10. Esta revolución empieza ahora, en vos, si la aceptás. No es un mandato. Es un llamado. Una pregunta: ¿Estás dispuesto a volver a desear aunque duela?
¿Cómo se encarna esta revolución? Con lo que tenés. Con lo que sos. Con lo que duele. Pero también con lo que vibra, lo que te despierta, lo que te da rabia, lo que te eriza.
¿Qué hacer?
Escribí. Rompé el lenguaje que te domesticó. Organizate. Preguntá. Que eso también es lucha: interrumpir la certeza. Militá donde no te anestesien. Amá como forma de insubordinación. Cuidá como forma de sabotaje al abandono estructural. Hablá donde antes te callabas. No respondas a la altura del sistema. Vos sos la revolución que sobrevive a las cenizas. Vos sos la prueba de que el deseo no se mata. Vos sos la amenaza más profunda al orden vigente: alguien que sigue deseando con el mundo ardiendo.